jueves, enero 25, 2007

Todos los días me enamoro!!


He descubierto que es una enfermedad, me enamoro todos los días, a todas horas, instante a instante, minuto a minuto, segundo a segundo, noche con noche y luna con viento.
Me enamoro de tu voz, de las voces de las mujeres latinas, de mis maestras, de las mujeres del campo y aquellas que me hablan desde el cielo.

Me enamoro del erotismo de tus labios azules, todas las noches antes de dormirme. Y la sensación indescriptible que me provoca. Me enamoro de tu nombre, de las sonrisas, de la alegría, de la nostalgia, de la nada, de mi absurdo.
Me enamoro de mis maestras de literatura, de sus manos, de su tono, de sus movimientos, de la delicadeza con la que juegan con su cabello hasta aterrizarlo en su boca, seduciéndome involuntariamente, perfectamente.
Me enamoro de su cultura, de su amor por nosotros... Me enamoro de su ropa, de su estilo, de su clase, de sus versos, de su arte. Me enamoro de las mujeres mayores que yo. Casi siempre arriba de treinta, aunque realmente me enamoro sin importarme la edad.

Me enamoro de los besos que aún no me han dado, y de aquellos que aún no he secuestrado. Me enamoro del recuerdo de tu piel, del olor femenino en todas sus variantes. Me enamoro del océano que dibuja los músculos de tu espalda, del rojo que es tu falda y tu inestable cabello. Me enamoro de las amapolas danzantes, de las violetas que me cantaron en algún febrero, me enamoro de la sonrisa de las orquídeas y el misticismo ronco que generan los tulipanes.

Me enamoro de mi escuela todos los días, me enamoro de mis maestros, de sus risas y amo sus ironías. Me enamoro del bebé más puro del mundo nadando sobre el viento, volando sin alas, riendo por sentir los brazos de su padre deteniéndolo sobre su pecho, recibiendo con alegría, su primer contacto con la vida. Y él sólo sigue riendo.