EL LABERINTO DEL FAUNO ganó 3 premios Oscar. Bien!! Ganó la fantasía y la sensibilidad, no un oscar, no un premio. Esa película me encantó, Guillermo del Toro siempre ha creido en los sueños, en sus sueños, en la fantasía, en lo irreal para el mundo pero real para él. En las princesas, en las hadas, en los pequeños milagros, en las grandes esperanzas, y siempre lo ha conseguido, porque cree en él, cree en sus mundos, en sus demonios y en sus creaciones extrañas y fabulosas. Y ahí está el resultado. Más allá que sea mexicano o no, y que hayan ganado 2 mexicanos el premio (Guillermo Navarro por fotografía-excelente por cierto, y Eugenio Caballero por la dirección de arte), la película, la historia y el mensaje de la misma va más allá. Y creo que cuando un mensaje es universal se tocan todas las fibras de los humanos, en cualquier parte, como si fuera una señal divina, una llamada de atención, un acto de magia que nos une a todos por instantes. Y creo que eso fue lo que sucedió. Es que la fantasía puede más que la realidad, que uno nunca muere mientras nuestros sueños no los permitamos morir. Ni siquiera con nuestra propia muerte. Es la mejor forma de vivir y trascender. Vivir soñando, vivir creyendo, vivir imaginando alcanzar otros mundos, vivir sintiendo la fantasía en el cuerpo y en la mente, hasta despertar del sueño, y después seguir soñando.... eternamente.
