miércoles, diciembre 05, 2007

De mujeres, cerebros y otras conclusiones...


Durante clase analizabamos las diferentes formas de inteligencia, aprendizaje y procesos creativos. Está comprobado científicamente, dijo el maestro, que el cerebro femenino es mejor que el masculino. Ellas pueden desarollar diversas actividades al mismo tiempo y ejecutarlas todas bien sin perder la concentración. Su cerebro, está más desarrollado que el del hombre y tiene la facultad de procesar mejor y con más claridad las ideas y formas artísticas logrando trabajar con los dos hemisferios del cerebro mejor que el hombre.

Caray! Otra cualidad menos que tengo, ahora hasta mi cerebro es menor ante las mujeres, llegué a esa conclusión mientras observaba las grietas de las paredes, y pensé en las mujeres. Las mujeres, siempre las mujeres. Siempre son las que se llevan la mejor parte, son ellas quienes viven más, las únicas capaces de generar vida, las que seleccionan y deciden (no es el hombre, son ellas), las causantes y motivos de guerras, de construcciones de leyendas y castillos, palacios y murallas. Son las protagonistas de muchas historias de libros, cuentos y poemas. Son la inspiración del 98% de las canciones del mundo. Son vírgenes, diosas y divas. Sólo ellas pueden serlo.

Y ocupan más de la mitad de mis neuronas, el 80% del tiempo pienso en ellas ( y en el sexo, en sus besos, caricias, y en ellas otra vez), el resto lo dedico a ella.
No debería pensar en mujeres, en tantas por lo menos, en sus vicios, sus mentiras, estrategias, sus labios, y sus cabellos de diversos colores, formas y olores, mojados y secos. Largos y chinos, morados, rojos y cortos.

Son todo: buenas amantes, madres, novias, amigas, virgenes, semillas, lágrimas, luces, arena, oxígeno, orgasmos, tóxicas, peligrosas, dulces, amargas, locas, calientes, frías, secas, extrañas, enormes, flacas, pequeñas, sarcásticas, bocas, lunas y vida.

Ahora debo aceptar ante todo que tengo un cerebro menor al de ellas, pero mayor al de los chimpancés, pero menor al de las hormigas, pero mayor al de los delfines, pero menor al de las piedras, pero mayor al de los leones, pero menor al del universo, pero mayor al de las orugas, pero menor al de los lagos, pero mayor al de la lumbre, pero menor a la de los peces,...pero igual está hinchado de tanto pensar y de tanto ir de un lado a otro, de aquí para allá y es quizás menor al de Homero, y es igual al de Mafalda.